En nuestro afán por crear una sinfonía visual y sensorial entre el edificio y los espacios verdes contiguos, hemos centrado nuestra atención en los detalles cargados de historia dentro del parque y, sobre todo, en las texturas de las cortezas de los árboles. Estas texturas, con sus variaciones únicas, inspiran los exteriores de nuestra edificación, convirtiéndolos en lienzos que rinden homenaje a la naturaleza circundante.

Para este proyecto, los exteriores no son meras fachadas; son superficies que aportan al edificio contexto y forma, textura y color, armonía e historia viva del propio entorno, que ahora emergen con un lenguaje contemporáneo en relación con el parque. En cada rincón y esquina del edificio, hemos buscado capturar la esencia de las texturas del parque anexo: las cortezas de los árboles, las luces y sombras, las formas y colores del espacio libre, creando una conexión profunda con la naturaleza, haciendo del edificio un tributo vivo a la belleza natural que lo rodea.

En el afán de crear una sinfonía visual y sensorial entre el edificio y el parque, hemos extendido la misma atención al detalle y el respeto por la naturaleza a la selección de materiales y al diseño de los interiores. Cada habitación ha sido diseñada para ser exterior, permitiendo que las transparencias y vistas nos hagan sentir parte del entorno natural. La madera y los materiales que hacen referencia a los autóctonos no solo aportan calidez y autenticidad, sino que también reflejan nuestro compromiso con la sostenibilidad.